El trabajo relacionado con el cuidado de las personas dependientes y la crianza de los niños y niñas sigue estando mayoritariamente sobre los hombros de las mujeres, los cuidados están altamente feminizados y precarizados. Las cifras demuestran que la corresponsabilidad es una de las grandes tareas pendientes de la sociedad, a pesar de los avances en materia de igualdad y conciliación, seguimos sin contar con una participación equilibrada en las labores del hogar.

Mucho se habla hoy en día de la corresponsabilidad, pero ¿realmente somos conscientes de lo invisible y poco valorado del trabajo de las mujeres al conciliar su vida laboral con la familiar y personal? Actualmente, el concepto de corresponsabilidad está entrando con fuerza en los estudios de reparto de las tareas y obligaciones domésticas entre hombres y mujeres, sin embargo, esto no asegura un gran avance en este ámbito.  

Aún escuchamos frases como: “mi marido sí ayuda en la casa”, haciendo visible que las mujeres aún piden ayuda o que le hagan un favor, dependiendo de la voluntad de otro, eximiendo toda la responsabilidad de esa otra persona. Por esta razón, es que urge la necesidad de educar con conciencia de género, fomentando así la corresponsabilidad en las familias e insistiendo en que todos y todas sus integrantes sean participes de las múltiples responsabilidades que significa formar parte de un hogar.

 

Igualdad en casa

 

Este equilibrio conlleva mejorar el bienestar, la salud, las competencias laborales y la calidad de vida de todos los miembros de una familia. Si hijos e hijas ven a diario el ejemplo de responsabilidad compartida en sus hogares, aprenderán a traspasar esta rutina de generación en generación, derribando los estereotipos de género y dando paso a que las mujeres puedan desarrollarse en todos los ámbitos de su vida en igualdad de oportunidades.

Más allá de las responsabilidades domésticas, debe existir una implicancia también desde la administración pública, de las empresas, organizaciones y de la sociedad. A un nivel más profundo, se requieren iniciativas que impacten las estructuras de poder, las políticas públicas y también las normas sociales para promover una visión de igualdad de género.

Si bien la corresponsabilidad es algo que queda dentro de la esfera privada de las familias, lo cierto es que las empresas pueden ayudar a fomentarla. No solo se trata de implementar un plan de igualdad, sino de hacer efectivo un compromiso con sus trabajadores y trabajadoras, adoptando medidas de conciliación que vayan más allá del ámbito empresarial.

Según constata el informe State of the World’s Fathers 2021, la participación de los hombres en tareas hogareñas son claves para el desarrollo familiar y social. Este estudio precisa que, a nivel mundial, las mujeres realizan de tres a diez veces más trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres.

Las personas expertas concuerdan en que la corresponsabilidad debe ser abordada desde una mirada integral. Desde casa, donde se debe buscar que las tareas domésticas se repartan de forma equitativa, hasta las empresas, impulsando medidas que erradiquen como únicas responsables a las mujeres.

Debemos recordar entonces, que un hogar corresponsable es básico para una mínima equidad de género. Mientras esto no ocurra, la mujer seguirá renunciando a sus tiempos, metas y oportunidades. Y la verdad es que, o cambiamos, o la cifra seguirá siendo alarmante. Si mantenemos el actual statu quo, requeriremos más de 200 años en cerrar la brecha de género en el mundo.

Cuando cambiemos el switch podremos sentir que vamos por el camino correcto y hay que hacerlo con celeridad, para que no sea demasiado tarde. La ausencia de corresponsabilidad y no entender que las labores deben ser compartidas, nos llevarán al estancamiento en materia de igualdad, conciliación y oportunidades.

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