Virginia Frías

Tal y como las ciencias sociales ya han demostrado a lo largo de la historia, se habla de socialización como un proceso que empieza casi antes de que una persona nazca, es decir, con la anticipación identitaria que hace la sociedad sobre ese individuo que nacerá, hasta que éste muere. Somos seres sociales que nos construimos y definimos a través de las interacciones con otras personas, con otros colectivos. Así pues, se puede afirmar que la socialización va a ser el elemento que influya de manera directa en el diseño de nuestra misma subjetividad. 

Prevención Violencia

Como bien sabemos, la educación (en todas las edades y espacios) juega un papel crucial, por no decir primordial, en cuanto a la construcción de la identidad y de la socialización. En dicho proceso de construcción identitaria, tanto individual como colectiva, se debe poner en el centro la vida de las personas, de todas las personas. Se debe comprender este desarrollo identitario desde la libertad y la igualdad real como elementos que garantizan los derechos humanos, y un desarrollo holístico y respetuoso con todos los grupos y sociedades.  Para garantizar una socialización de calidad, es imprescindible basarse en una educación democrática y dialógica que esté comprometida con todas las voces, con todos los grupos sociales y, especialmente, con aquellos que históricamente han estado marginados e incluso anulados. La base teórica que defiende esta idea tan clara es el aprendizaje dialógico.

“La tendencia dialógica se encuentra tanto en el salón de nuestro domicilio y en el centro de salud, como en ámbitos de política internacional o en la investigación científica. Esta tendencia muestra que, cada vez más, las personas queremos que lo que concierne a nuestras vidas sea resuelto a través del diálogo y, cuando la vía dialógica se rechaza, entonces la violencia, física o simbólica, se impone. Evidentemente, esto no significa que las relaciones de poder hayan desaparecido por completo, sí significa que hay una creciente tendencia a confiar más en el diálogo para resolver los conflictos. En palabras de Habermas (1987), ya no queremos los argumentos por la fuerza, sino la fuerza de los argumentos. (Aubert et al., 2009, p. 130)”.

Desde las ciencias sociales, específicamente desde la pedagogía, la psicología, la sociología y la filosofía, se desarrollaron teorías que hoy en día son el soporte filosófico de la praxis educativa en muchos contextos de aprendizaje, pasando por todas las etapas educativas y contextos posibles. Muchas de estas teorías se empezaron a desarrollar a finales del s. XIX, y durante el XX y el XXI. Asentaron las bases de lo que hoy en día denominamos prácticas educativas de orientación dialógica. La ciencia ha demostrado que se trata de una línea pedagógica que garantiza el éxito educativo a todas las personas, dotando de sentido al proceso de aprendizaje y convirtiendo la solidaridad como eje principal para una mejora de la convivencia en dichos espacios educativos, sean los que sean.

De este modo, podemos hablar de que, actualmente, el concepto de aprendizaje dialógico se ha configurado a partir de diversas teorías y perspectivas; teoría de la acción dialógica (Freire, 1970), la indagación dialógica (Wells, 2001), teoría de la acción comunicativa (Habermas, 1987), la imaginación dialógica (Bakhtin, 1981) y con la teoría del Yo Dialógico (Soler, 2004), entre otras varias teorizaciones (Aubert et al., 2009). Teniendo en cuenta el conjunto de teorías que conforman dicho concepto, el aprendizaje dialógico (Flecha, 1998) surge del análisis de cómo el giro dialógico en las sociedades también está afectando a la manera en que las personas aprenden, haciendo más necesario que nunca convertir la dialogicidad de la persona en el centro de los procesos de enseñanza y aprendizaje (Aubert et al., 2009, p. 131). Así pues, el aprendizaje dialógico se basa en 7 principios fundamentales: Diálogo Igualitario, Inteligencia Cultural, Creación de Sentido, Transformación, Dimensión Instrumental, Igualdad de Diferencias y la Solidaridad.

Los 7 principios del aprendizaje dialógico dan paso a la praxis de dicha teoría a partir de las Actuaciones Educativas de Éxito, todas ellas reconocidas por la comunidad científica.

Otra base teórica esencial para tener en cuenta en este aspecto son los resultados del estudio IDEALOVE&NAM. Se trata de un análisis que recalca la importancia de una socialización preventiva en violencia de género como uno de los fundamentos principales para garantizar una sociedad igualitaria y libre de violencias. Este estudio ha sido realizado por encargo por el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE)[1] del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dirigido desde el Institut de Recerca en Educació (IRE) de la Universidad de Girona[2], y desarrollado por parte de investigadoras miembras del CREA[3] y en concreto, del grupo de mujeres de CREGUI-Safo [4].

Como referencia, se toma el libro del autor Jesús Gómez  titulado “El amor en la sociedad del riesgo”. Dicho análisis propone herramientas para comprender la transformación del deseo, ya que una vez más, las CC.SS sitúan las relaciones, en este caso las sexo-afectivas, como relaciones que se construyen a través de la socialización. Así pues, desmonta la idea de que el amor es irracional, y por lo tanto que las relaciones se eligen y se dirigen, es decir, que las personas tienen capacidad de agencia en dicho ámbito. El libro también nos facilita herramientas para llevar un acompañamiento concreto en la construcción de nuevas afectividades y en el fortalecimiento de lazos de amistad basados en el respeto y la igualdad. Tal y como Jesús Gómez nos afirma en su teoría, nada sucede de forma casual y espontánea cuando hablamos de relaciones amorosas; se pueden trabajar, escoger y, por lo tanto, mejorar. 

Con todos estos fundamentos sociológicos, pedagógicos y filosóficos, está más que demostrado que es fundamental que el giro hacia lo dialógico se debe dar en todos los aspectos de la vida de las personas. Por lo que, si se quiere conseguir el cambio, y que se dé desde la raíz, la sociedad tiene que poner todas las fuerzas en la responsabilidad educativa que tenemos cada una de nosotras; en casa, en las escuelas, en los trabajos, en los centros sanitarios, en la calle, en los espacios de ocio, los medios de comunicación, entre tantos. En este proceso, cabe resaltar y visibilizar más referentes de tipos de relaciones sanas y atractivas, donde el amor, el sexo, la amistad y la pasión pueden estar unidas en una misma relación.


[1] https://www.educacionyfp.gob.es/mc/sgctie/inicio.html

[2] https://www.udg.edu/ca/instituts/ire

[3] https://crea.ub.edu/index/?lang=es

[4] http://crea.ub.edu/index/safo/

Comparte en tus redes sociales
Acceso usuarios