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Leí hace dos semanas con estupor que el 82 % de la población activa masculina no cree que exista brecha salarial entre hombres y mujeres, cuando la realidad es que la diferencia es real como la vida misma y hoy en día aún es del 19,8 %, algo que además se prodiga una y otra vez en los medios de comunicación.

Si el Reconocimiento, según Nancy Fraser, es el primer eslabón para llegar a la igualdad efectiva y hoy en día la mayor parte de los hombres no son conscientes de que haya disparidad salarial ¿en qué fase del trayecto hacia la igualdad nos encontramos?

Afortunadamente la sociedad al completo está trabajando en paralelo con las otras dos R que la filósofa propuso, la Redistribución y la Representación, y es quizás por eso por lo que esta cifra puede no ser tan alarmante como parece. Sin embargo, bien merece una reflexión y un análisis llegar a entender los motivos de semejante percepción.

 

1.- Ellos lo creen por defecto 

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El dato estadístico que nombraba al inicio sobre la conciencia equívoca de los hombres sobre la brecha salarial se debe con toda probabilidad a una falsa creencia de que la igualdad de género ya está alcanzada. Casi todas las mujeres trabajamos y los hombres son cada vez más proclives a hacer las tareas de casa. Si todo empieza a equilibrarse, ¿de qué brecha se habla? pensarán algunos. Esta falta de conciencia crítica imposibilita entender y reconocer que las mujeres tienen más obstáculos que ellos, no solo a la hora de conseguir trabajo, sino de alcanzar posiciones de liderazgo.

2.- Pero es que nosotras, aún entonamos el Mea Culpa

muhjer se siente culpable plan de igualdad

Las propias mujeres tendemos a sentirnos mal por invertir tiempo en el trabajo porque en general, la mujeres contemporáneas parecemos estar constantemente poniéndonos en duda. Si nos va bien, nos sentimos culpables por dejar los pasillos del poder demasiado rápido o demasiado tarde. Nos sentimos culpables por presionar demasiado o muy poco a nuestros hijos. E incluso nos sentimos culpables por no hacer pastelitos caseros que sean lo suficientemente sanos. 

Como herederas de un moviento feminista liberador, y a pesar de esforzarnos por mostrar que no hemos fallado a nuestras madres y abuelas que hicieron posible que cumpliéramos nuestras ambiciones, sí estamos fallando. Porque nos seguimos sintiendo culpables. Y esa culpa, o tensión, se refleja en acciones tan sutiles –pero no por eso poco significativas– como cobrar menos por el trabajo que realizamos, incluso cuando nos destacamos en ello. Y eso es un error garrafal que debemos corregir de inmediato, ni que sea para honrar el trabajo de nuestras precursoras.

 

3.- Los más jóvenes lo ven más claro

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Es interesante ver que, según la misma encuesta realizada por Infojobs, el 73 % de la población activa de entre 16 y 24 años afirma que SÍ existe brecha salarial entre hombres y mujeres. Sin embargo ese porcentaja va disminuyendo paulatinamente con la edad.¿Por qué se reduce esta percepción en los más mayores? Justamente por una falta de impulsos de reconocimiento o hasta de comprensión de lo que exactamente es una brecha salarial. Ya que la brecha salarial no solo se refiere a que, por el mismo trabajo, un hombre sea mejor remunerado que una mujer, sino que hace también referencia a la falta de acceso de oportunidades que después se traduce en una feminización de la pobreza o pobreza de tiempo (es decir, que las mujeres tengan menos tiempo en su semana para dedicarlas a ocio u otros intereses personal).

 

4. Nuestro ADN cultural es lo más difícil de erradicar

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Ya seamos nosotras o ellos, con más o menos, edad, la sociedad tiene tendencia a no reconocer las diferencias condicionado por un techo de cristal resistene: el relativo al paradigma cultural. El ejemplo más claro lo encontré en una reunión de mujeres periodistas que organizó la Universitat de Girona hace 5 años para analizar la figura de la mujer en los medios de comunicación. ¿Cómo era posible que la participación de mujeres fuera en ocasiones de menos del 5 % (en medios deportivos o como referentes expertas para expresar una opinión en los informativos) en un medjo dirigido por una mujer? Después de mucho debatir la conclusión fue esta: Una sociedad que ha crecido con una creencia concreta, con sesgos inconscientes y falta de modelos de liderazgo femenino, tiene tendencia a no percibir que la desigualdad está ahí. Suerte que nuestros jóvenes lo tienen claro ;).

 

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